En las Navidades de 2008, Elon Musk estaba al borde de una crisis nerviosa: en la cuenta bancaria solo le quedaban telarañas y sus empresas —de cohetes y coches eléctricos— seguían sin coger vuelo. Pero recibió una llamada que le puso a temblar: “No podía ni sostener el teléfono. Simplemente solté: ¡Os quiero, chicos!”. Le llamaban de la NASA, que acababa de salvarle de la bancarrota con un contrato de 1.600 millones de dólares de dinero público para realizar doce viajes de ida y vuelta a la Estación Espacial Internacional (ISS). En ese preciso momento, Musk cambió la contraseña de su ordenador por “ilovenasa” (quiero a la NASA). Casi dos décadas después, Estados Unidos depende por completo de las naves de SpaceX, la compañía que recibió ese contrato, que pondría en riesgo 22.000 millones de dinero público si rompiera con la administración.
Fonte: https://elpais.com/ciencia/2025-06-07/entre-la-motosierra-y-los-berrinches-trump-y-musk-le-regalan-a-china-la-carrera-espacial.html